3 sept 2008

Ahora la llamare... Joan Miro

Me despierto por la tarde como es usual, por mi ritmo de vida noctanbulesco; con el hocico con sabor a oxido de pasamanos de urbano con sabor a todos los pinches secretos, de las 433 (número albedrio) personas que posaron sus delicadas manos por el, en el transcurso del día.


Cuando de repente me llega un olor fétido como a traste sucios de 1 semana y media de mi casa, ya ni les platico o mas bien después les platicare (es que me da miedo comentarles la forma en la que los gusanos me miran cuando me dispongo después de 1 semana de desidia a lavarlos… bueno ya desvié) regresando al olor fétido; volteo a todos lados buscando a un culpable del desagradable e insoportable peste, entre la estupidez que genera despertarse y tratar de asimilar el sol de la tarde y la confusión del pedo; no logro asimilar nada.


Así que lo mas obvio para mi en esos momentos dije “pues cuerpo dormido, culo perdido” al menos eso mencionaba mi difunto abuelo; me paro de la cama en donde las sabanas se me pegan como si no quisiera que me fuera (¡que madres! era el pinche sudor que me aferraban a ellas); volteo buscando las pinches chanclas sandalias pantufla o como sea que se llamen, hago el clásico de nosotros los mexicanos el chingue su madre, al fin que no hay nadie (como siempre todos con sus pinche viditas normales trabajando de día y yo como siempre condenado alas putas tinieblas de noche) salgo de mis aposentos y ¡mierda! Una pinche miada de perro como si fuera una canción de Rubén blades, me limpio en una toalla, y sigo al baño pero el pinche olor penetrante a pedo no se va ni se aleja , bueno ya en el baño pos no me extraña es lógico son sus aromas naturales, ya que en mi casa no estamos acostumbrados a comer rosa como para que los flatos nos huelan a Amor Amor o un aroma de diseñador francés, así que pensé será que me cague, bueno al menos ya lo hubiera sentido, regreso a la habitación y escucho un rasqueteo en la puerta con desesperación, claro! Los pinches perros; abro la puerta y ahí estaba.


Una pinche cagada gigante, inmensa, majestuoso hecha casi por las manos de un artista, (bueno mas bien por la nalgas de un artista), hasta la desgraciada vi como me miraba y me retaba a quitarla pero me daba ternurita su forma tan perfecta, hasta parecía helado de esos de la maquinita que te vende en los shopping mall, mientras retaba la calabaza esa con la mirada de “Ya te cargo la madre” los perros hijos de la chingada salieron por patas, mientras la perra la mas vieja de todos, estaba rectificando su obra de arte, la olía, la miraba como una madre a su hijo recién nacido, me hago a limpiarla, ya la pinche perra vieja me ladro, y en posición te acercas y te chingo, la aparte con la chancla que ahora si apareció (muy oportuna), le hago la finta a la “vieja”, se amalla y se abre, y limpio su pendejada, desinfecto la zona afectada y me dispongo a ver la tele cuando volteo ahí esta otra vez la “vieja”, duplicando su obra cúspide.


Lo mas “cagado” y digo, me sorprende su habilidad por que mientras realizaba su copia fotostática, me miraba con recelo.


Y la chancla se me había vuelto a perder “mierda”.

No hay comentarios: